Un cartel con trazos simples, formas básicas y una limpieza gráfica, que a primera instancia parecería transmitir un mensaje muy subversivo, buscando una expresión de rebeldía y anarquía pero en esencia oculta un poco más. Lo que nos ha enseñado la historia de este país, es que no importa que se utilice la violencia para derrocar a algún cerdo del poder, siempre llegará otro cerdo más grande atrás a suplir al que se quitó. Con un hambre mayor y un hocico desmedido, lleno de hediondas mentiras y que utilizará para tragar crecidos bocados del pastel.
El cartel no sugiere literalmente intentar asesinar al incompetente presidente, porque como se menciona, eso sólo haría que otro cerdo más grande ocupara la silla, aunque en algunos casos no menos se merecería. La violencia como medio para exigir un cambio, siempre es inútil y termina afectando a personas que preferirían estar lejos de cualquier conflicto. Como esas marchas inservibles que tanto se ven en las calles y que son la forma más estúpida de protesta, con las que se busca exigir un cambio. Como si el arruinarle el día a quien no hizo nada, por algo que alguien más debería pagar, fuera inteligente y la verdadera muestra de unidad por una causa. Las marchas no muestran más que el egoísmo de unos cuantos, que buscan la forma mas fácil y rápida de conseguir un objetivo sin usar el cerebro.
No les interesa una verdadera mejoría a largo plazo, sino sólo obtener, normalmente, un beneficio material al momento. El cartel sólo conceptualiza en una imagen clara y fuerte, que llame la atención, la opinión y el sentir generalizado hacia la incompetencia, los verdaderos intereses y las acciones de nuestros tan estimados líderes.
Hacer pensar es lo que busca el cartel, quizás si los espectadores comienzan siendo críticos con una imagen, con un mensaje tan fuerte, puedan dar comienzo a una crítica social, observar lo que los rodea en la vida diaria y perder ese miedo, que tan fuertemente arraigado, los posee.
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